¿Conoces el mito griego donde un escultor de nombre Pigmalión se enamora de una de sus creaciones?
Tal era la pasión por su obra que la trataba como si fuera una mujer real, Galatea, quien termina cobrando vida por obra de Afrodita que ve el amor que éste sentía por la estatua, la cual representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue conocido como Efecto Pigmalión desde la perspectiva de profecía autorrealizada. Es por esto por lo que dicho efecto viene a plantear, desde el ámbito de las organizaciones, que todo manager tiene una idea formada de sus colaboradores y les trata según ella, si esta es positiva las cosas van bien, si es negativa las cosas van mal. En cualquiera de los casos, los resultados acaban dando la razón al mánager. Por esto el efecto Pigmalión hace referencia a la capacidad de influencia que tienen las expectativas de una persona respecto a otra.
Motivar
Si tengo buenas expectativas sobre alguien, mi lenguaje, tono de voz, predisposición, escucha, comprensión y apoyo partirán de una conducta y creencias positivas. Le plantearé y animaré a asumir nuevos retos. Lo vivo como una oportunidad de demostrar mis dotes de liderazgo.
Si tengo bajas o malas expectativas sobre alguien, evitaré prestarle atención, le creeré no ser suficientemente capaz, delegaré en otras personas de mi confianza e incluso sin darme cuenta ni tener razones concretas, me sentiré incómodo al verle. Lo vivo como una pérdida de tiempo que me impide brillar como líder.
Así lo pusieron de manifiesto Robert Rosenthal, psicólogo estadounidense y Leonore Jacobson, directora de una escuela de San Francisco (California) a través de un estudio que comienza en 1963 y que termina viendo la luz en 1968 con el libro Pygmalion a la escuela. El cómo te diriges a los alumnos, cuánto tiempo les dedicas, escucharlos atentamente, son algunas de las acciones con impacto directo en cómo se percibirán a ellos mismos y en sus resultados.
Lo que pensamos que alguien puede hacer condicionará lo que esa persona haga.
Engagement
Los beneficios del efecto Pigmalión en positivo van desde, un incremento en la eficacia y eficiencia en las tareas, un descenso de absentismo laboral y aún más destacable, una menor tasa de rotación, y mayor atracción seguida de compromiso por parte de las personas con talento.
Si has estudiado los números en tu empresa sobre esto, verás el impacto económico y por supuesto, reputacional, que tiene tratar a las personas de forma positiva y, al contrario.
Expectativas
Calibra tus expectativas con cada persona y situación comenzando por ti. No decaigas en poner energía en comunicar cada vez mejor, en escuchar primero después de cada pregunta poderosa, en observar el territorio y no solo el mapa, y en reconocer que las personas, después de las necesidades básicas (pirámide de Maslow) deseamos logros, engagement y poder. Sobre esto puedes leer a McClelland psicólogo, sociólogo y profesor de Harvard destacado por su teoría sobre las necesidades primordiales del ser humano.
Liderazgo
Por otra parte, entre poder y liderazgo existe aún una visión distorsionada con efecto directo en la diferenciación entre organizaciones, sus resultados y fuga de talento. Ser consciente de tu poder de influencia sobre los demás y ajustarlo en cada caso, te permite equilibrar tus expectativas y las suyas. Abre la puerta a la comunicación, baja la incertidumbre, desvanece el miedo irreal e impulsa el talento y creatividad en ambos lados. Todo esto se puede entrenar partiendo de un buen diagnóstico y recabando feedback, solo es cuestión de querer ser mejor profesional y persona cada día.
El éxito más que un resultado, es una actitud ante la vida.
Cuídate.